miércoles, 1 de junio de 2011

Tengo un pequeño tirano en casa, ¿que hago?

Si en casa cuando se pelea hace justo lo contrario de lo que tú le dices, le pones normas y las incumple, le regañas,  y ya no sabes que hacer y crees que se está convirtiendo en un auténtico tirano puede que tengas que replantearte algunos aspectos sobre los límites que pones a tu hijo y el modo en que le  transmites  tanto las normas y tu autoridad como su amor hacia él. 

Los niños no son malos, pero muchas veces se portan mal. Culpabilizar al niño como persona y no a sus acciones niega toda posibilidad de cambio y crea una gran frustración tanto en tu hijo como en ti misma. Si no paras de repetirle lo malo que es, actuará en consecuencia: "si soy malo, me porto mal, es lo que esperan de mí". Debes conseguir cambiar la mala conducta por la adecuada empezando por  cambiar el “Qué malo eres!” por “Qué mal te portas!”  

Los niños, pasan por distintas etapas del desarrollo moral y emocional que condicionan su forma de comportarse, al igual que pasa cuando empiezan a gatear o a caminar, el ritmo de maduración moral, no coincide en la misma edad cronológica en todos los niños, por eso cuando intentamos enseñarle a portarse bien tendremos que intentar adaptar nuestro  grado de exigencia y los razonamientos que usamos a su nivel (p.e. el niño de dos años no entenderá un concepto como el altruismo). Cuando nuestro hijo se porta mal, deberemos ser muy sensibles a sus vivencias personales y por supuesto no dejar de demostrarle en ningún momento cuánto le queremos. aunque estemos muy disgustados. La mayor necesidad que tiene un niño es la de sentirse profundamente querido.  

Las normas y castigos son límites que todos los niños necesitan, pero debemos tener en cuenta varios aspectos antes de usarlas.

Las normas:
  1. Deben ser claras.
  2. El niño debe saber la consecuencia de no cumplirlas.
  3. Deben ser adecuadas a cada edad.
  4. Debemos priorizar las realmente importantes y necesarias.
  5. Debemos elogiar su cumplimiento.
Los castigos:
  1. Deben ser ajustados a la falta que ha cometido.
  2. Deben ser más inmediatos cuanto menor es el niño. (si se porta mal el martes no le castigues el sábado)
  3. No deben condenar al niño, si no a la accción que ha realizado.
  4. Deben corregir al niño, hay que enseñar al  niño cuál era el comportamiento esperado y que alternativas tenía para resolver el problema o la situación.
  • Cuando no sabemos por dónde empezar.

Cuando el problema se nos va de las manos, lo mejor será analizar profundamente la situación, quizás debas coger lápiz y papel e intentar contestar a estas preguntas:  

1. ¿Cuál es realmente la causa del problema?  

Qué está provocando en tu hijo esa conducta. Hay un montón de motivos para  que esté llamando la atención:  por celos, porque estamos poco tiempo con él, estrés, porque no sabe la forma correcta de actuar, etc.

2. ¿En qué momentos se suelen desencadenar los problemas? 

Analiza en qué momentos puedes predecir un comportamiento no deseado, cuando le vas a dar la sopa, cuando su hermano coja un juguete, cuando lo sacas de la bañera, cuando tiene sueño,.... 

3. ¿Qué puedo hacer  para prevenir  que se produzca? 

Piensa de que forma te puedes anticipar al problema, reconduce el modo en que se presenta la situación o advierte a tu hijo, cuando veas que algo no va bien, cómo te gustaría que se comportara.

4. ¿Cómo reaccionaré? 

Intenta tener clara la forma de cortar de forma rápida la conducta no deseada, de mostrar control emocional y firmeza. Deberías mostrar tu desaprobación y disgusto pero sin perder los nervios. 

5. ¿Qué sanciones o castigos puedo aplicar? 

Haz una lista de posibles castigos o sanciones, no esperes a castigarlo con lo primero que se te ocurra que quizás será inadecuado.

6. ¿Cuál será mi plan de acción? 

Intenta trazar un plan y presentale a tu hijo un objetivo, explícale la forma de alcanzarlo y piensa en cómo le podrás ayudar tú. La forma de presentar ese objetivo dependerá de la edad del niño. Si es pequeño puedes hacer un dibujo en una cartulina con un coche en una esquina y una casita en la opuesta y cada vez que tu hijo realice bien la acción haz que el coche avance, con pegatinas o crucecitas, cuando el coche llega a la casa, se ha alcanzado el objetivo y entonces tendrá un premio. El premio, no siempre tiene que ser siempre material, puede ser hacer algo que le guste mucho, un pastel casero, o lo que se te ocurra.  Si es más mayor la recompensa deberás negociarla con él, una posibilidad puede ser  regalarle “tiempo” para hacer cosas que le gustan.

Los cachetes no sirven de nada, somenten pero no educan. El niño pequeño no puede entender que una persona que le quiere le haga daño, crea resentimiento y hace sentir mal al adulto y al niño. Cómo vamos a enseñar a no hacer daño a los demás, pegando!


  • Utilizar los cuentos para educar
En los cuentos los niños se pueden identificar con los problemas de otros niños, darse cuenta de que no son los únicos que se sienten rabiosos o tristes y pueden aprender de esos personajes´el modo de resolver sus situaciones conflictivas.

 La editorial SM tiene muchos titulos para trabajar las emociones:"El imaginario de los sentimientos de Félix",  la colección de sus "Cuentos para sentir", "Cuando estoy enfadado", "cuando estoy triste" o "cuando tengo miedo" son todos muy adecuados y contienen recomendaciones para los padres elaboradas por psicólogos.

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